Lessig propone, sin estar en contra de él, que el copyright es un medio, no un fin. Y el fin es una cultura viva, y una cultura solamente puede estar viva cuando es libre, cuando los usos creativos de las obras anteriores no necesitan permisos ya que hoy por hoy, los autores sólo pueden crear con el permiso de las grandes corporaciones o de aquellos que crearon en el pasado.
Ante esta realidad, no tiene sentido pensar que tiene que haber un único modo de protección de las obras, que ese modelo lo proponga la industria y que tenga que ser válido para todos. Por ello, Lessig presenta una alternativa real, el copyleft y las licencias Creative Commons frente al modelo anticuado y restrictivo del copyright, que no puede o no quiere comprender la revolución que supone internet.
Por mucho que se proclame la idea de autoría individual, la creación cultural es un proceso de colaboración, de actividad colectiva.